Periódico nº127

El resumen del número:

  • Género … Profundizar en la emersión, contrarestar la politización, si hay prostitución no hay liberación, 8M por el mundo.
  • Por el Mundo … Refugiados entre Turquía y Grecia humanidad en la frontera, voces de las personas entre fronteras, Idlib, la frágil tregua entre Putin y Erdogan, ¿la bolsa o la vida?, el gobierno español ante las/os refugiados.
  • Campaña de autofinanciación … para afrontar la emergencia, Solidaridad de ida y vuelta, La acogida hace bien, Reencuentros y viajes de Campaña, Ofrecer nuestra Campaña a compañeras y compañeros de curso.
  • Aqui y ahora … «en tiempos de odio, AMAR es especialmente revolucionario», los peligros del “estado de alarma”, sapos y más sapos…., En la situación actual, ¿qué sucede con la monarquía?
  • Los diálogos de Viernes… Ayudando a los otros nos ayudamos a nosotros
  • Contraportada… A las lectoras y lectores nuestro compromiso: no dejar a nadie solo, invitar a la reflexión más de fondo

Editorial del periódico Socialismo Libertario marzo de 2020:

Un virus que hay que contrarrestar redescubriéndonos más humanos

Somos posibilistas, no banalmente optimistas ni mucho menos pesimistas resignados. Este coronavirus supone un peligro que hay que afrontar, pero también es una señal de la que se puede aprender. Una dificultad que puede transformarse en una oportunidad.

Ciertas predisposiciones naturales de nuestra especie portan consigo la ambivalencia de la elección. Pueden ser entendidas y orientadas, pueden ser representadas y puestas en acción de manera totalmente contradictoria. Pueden conducirnos hacia una vida mejor, en armonía con la naturaleza y las demás especies o, viceversa, arrastrarnos a una existencia incierta y amenazadora. Esta última es la tendencia negativa prevaleciente en la era opresiva actual, que muestra señales íntimas e inequívocas de decadencia y que, sin embargo, está puesta en discusión por una emersión humana genuina y positiva.

Los seres humanos somos capaces de pensar la complejidad, de tender hacia la totalidad, pero esto depende precisamente de cómo se hace. La globalización no es un mal en sí, pero se ha convertido en eso porque ha sido doblegada al servicio de los más ricos y poderosos. No se trata de demonizarla, sino más bien de repensarla; es decir, de humanizarla de manera benéfica, y esto depende de todos nosotros.

Los anhelos a la curiosidad, al conocimiento, al intercambio, al viaje, conciernen siempre, de una u otra manera, a cada ser humano. Si se entienden como una posibilidad para todos, interpretada de manera sabia y con respeto hacia los demás, pueden constituir un motivo de enriquecimiento recíproco. Se han convertido, por el contrario, en un drama a menudo mortal para multitudes que emigran persiguiendo una esperanza. O bien, para algunas minorías consistentes, en una búsqueda legítima de nuevas experiencias de estudio, de trabajo o, simplemente, de vacaciones; una búsqueda que, a menudo, demasiado a menudo, se concibe de manera poco atenta hacia sí mismos y hacia los demás, hasta transformarse a veces en una obsesión preñada de consecuencias peores. ¿No es quizá esto lo que estamos verificando en la rápida difusión de a epidemia a escala mundial? Después de haber escuchado tantas mentiras de a jauría racista, vale la pena subrayar que la inmigración no tiene nada que ver con la mundialización del virus.

Se pueden poner muchos ejemplos, y van en el mismo sentido. Pasa igual con la genuina necesidad de información, que se ha convertido en una intoxicación electrodoméstica. Y no, no estamos hablando sólo ni tanto de cómo y cuánto uses tu smartphone, sino del problema sistémico en el que ya se ha convertido la web como amenaza para nuestras capacidades cognitivas y reflexivas, además de para nuestra privacidad. Sucede igual con el indispensable actuar humano que llamamos trabajo, cada vez más abstracto y alienado para los seres humanos que lo llevan a cabo, a menudo enajenados de sí mismos y de los demás. Sucede así con la reducción progresiva del saber a un test de aptitud (a la servidumbre), que ha transformado las ya angostas y polvorientas instituciones académicas en jaulas asfixiantes; con la capacidad especial de nuestra especie de habitar cualquier lugar de la Tierra, subvertida radicalmente en erosión destructiva de nuestra casa común; así como con la función vital y virtuosa, imprescindible y superior, del género femenino, negada en razón de una presunta opción identitaria, como si fuese un juego de roles; con la expansión y el convertirse en crónica en todas partes de la violencia contra mujeres, niños, inmigrantes y contra los más débiles, verdadero y propio caldo de cultivo del belicismo imperante a escala mundial. Sucede también con la necesidad de debate y de contaminación entre comunidades diversas y entre culturas, que se ha traducido y pervertido en el triste triunfo de sociedades estatales cerradas y extrañas unas a otras y a sí mismas.

Es necesario tratar de re-humanizar el pensamiento de estos y de otros temas cruciales, en primera, segunda y tercera persona; reconocer qué anda bien y puede ir mejor; aquello que no va bien y corregirlo, o aquello que va decididamente mal y rechazarlo. Es algo que nos toca a todas y todos si nos interrogamos y si nos descubrimos como protagonistas, recurriendo a las cualidades que poseemos pero que todavía no desplegamos como podríamos. Sin duda se trata de redescubrir nuestro sentimiento por la vida, nuestra subjetividad individual, relacional y colectiva, nuestra capacidad de discernimiento, de elección y, por qué no, de fundación moral y ética; sencillamente, se trata de redescubrir aquello que nos hace más y mejores humanos juntos.

Dario Renzi
8 de marzo de 2020