Los asesinos del ISIS esta vez han golpeado Barcelona. Denunciamos con fuerza esta enésima matanza. 14 muertos, más de cien heridos, 35 nacionalidades diferentes involucradas. Solidarizarse con las víctimas y sus familiares y allegados significa también proporcionar explicaciones a lo ocurrido. Barcelona es una de las principales capitales occidentales del turismo internacional, incrementado aún más con la caída del turismo en Egipto, Turquía, Túnez. Barcelona, objetivo del terrorismo del ISIS desde hace años. España, alerta 4 desde el 2014. Durante todos estos años, sólo en Catalunya 200 personas han sido detenidas por pertenecer supuestamente a las redes del ISIS. Barcelona, ciudad objetivo del ISIS. Nada de esto ha importado. Barcelona y Catalunya debían aparecer como el destino privilegiado del mediterráneo en Europa. A pesar de los peligros, por encima de la gente, de sus vidas y sus intereses. Y lo siguen haciendo con un cinismo que impacta. El cinismo mercantil del que quiere lucrarse a toda costa, mintiendo u ocultando la verdad. El cinismo de quienes llaman a la normalidad cuando tienen serias responsabilidades con lo que ha ocurrido. El cinismo de la normalidad de quienes piensan en mantener sus “agendas políticas”, cada vez más lejanas de las auténticas necesidades humanas, pase lo que pase. Ya sea el Gobierno español, el catalán o el Ayuntamiento barcelonés. Sólo la suerte, sólo la casualidad ha evitado una tragedia mayor. La explosión de las bombonas de butano en Alcanar (Tarragona), preparadas supuestamente para atentar con un coche bomba, perdiendo el material, ha hecho cambiar de estrategia a los terroristas. No parece ser que esto haya alertado a las autoridades, o peor, las ha alertado, lo sabían, y no han dicho nada. Como la alerta en las Ramblas. Las autoridades, el Gobierno español, la Generalitat, el Ayuntamiento catalán sabían de la posibilidad de atentado en las Ramblas, al menos dos meses antes. El resto de la gente no tenía los medios para saberlo. La Junta de Seguridad local compuesta por la Guardia Urbana, Bomberos, Mossos d’Escuadra, Policía Nacional y Guardia Civil, se ha reunido y ha descartado colocar los pivotes de cemento permanentes en las Ramblas que hubieran impedido la entrada de la furgoneta. Ha desoído las indicaciones. Se ha limitado, aparentemente, a redoblar los agentes de patrulla, que, como hemos visto, han sido incapaces de frenar la tragedia. Su silencio los ha hecho cómplices. Este atentado podía haberse evitado. 14 personas han perdido la vida. Más de 100 heridos, algunos muy graves, luchan por su vida. Cínicamente, vergonzosamente, las instituciones políticas se tiran los trastos unas a otras. Cínicamente argumentan que no existe la seguridad 100%, quieren ocultar la verdad, asumir claramente su responsabilidad. También sobre sus conciencias pesarán los muertos y los heridos. Dos días después del atentado en Barcelona, continúa el estupor, la desolación, la incredulidad entre las personas. Estados de ánimo, emociones y sentimientos que nos acomunan con millares de nuestros semejantes, que en muchos lugares del mundo, han sufrido la pérdida de seres queridos por los atentados del neonazi ISIS, uno de los últimos en Burkina Faso, atentado que ha pasado casi inadvertido, hace unos días, y que ha ocasionado muchas víctimas. Confusión, incredulidad, desazón son comprensibles en estos momentos. Al mismo tiempo son actitudes que revelan la escasa reflexión existente, también en las personas comunes, y la conciencia insuficiente con respecto a los cambios que está viviendo la condición humana. Nos referimos al surgimiento del neonazi ISIS y sus peligros reales, a la nefasta actitud de los Estados y gobiernos que una vez más, demuestran su desprecio por la vida de las personas con su cinismo y ansia de beneficios a toda costa. Proclamas políticas, llamadas a la normalidad que hacen pie en la ingenuidad y la ligereza de muchas personas, en la urgencia de pasar página, son altamente peligrosas. También ahora. El peligro no ha pasado. No podemos fiarnos de los Estados ni de sus instituciones. Esto significa elegir dónde se va y cómo se va, evitar todas las situaciones de riesgo, saber que de nuestra atención, nuestro cuidado, nuestra solidaridad depende nuestra vida y la de nuestros semejantes. Nada de todo esto se puede delegar. Hemos reconocido en 2011 el principio de revolución humana en Egipto y sobre todo el primer año en Siria. Lo hemos defendido contra el régimen sanguinario de Al Assad y contra el ISIS, denunciando el silencio cómplice de las potencias mundiales. Hemos denunciado el peligro que suponía el ISIS mientras que hemos exigido y exigimos la acogida de todos los refugiados contra la represión y las barreras de los gobiernos europeos. Durante años como Corriente Humanista Socialista y como Socialismo Libertario hemos querido abordar con toda la gente disponible, la comprensión común de lo que vivíamos, de los peligros a los que estamos expuestos hoy, en cada rincón de esta tierra. Lo hemos querido hacer para primar la vida y entonces para cambiar, y cambiar la manera de pensar en ella. Garantizar, en la medida de lo posible, nuestra vida y la de nuestros semejantes, la de nuestros hermanos inmigrantes, la de nuestros amigos sirios... comprendiendo, reaccionando, no delegando. Es la realidad, entre otras cosas, la que nos dice que no podemos fiarnos de ningún Estado, de ninguna institución policial para preservar nuestra vida. Reaccionamos y reaccionaremos siempre, no sólo en el momento de la tragedia, para comprender juntos y junto a las personas que lo quieran, para prevenir los peligros y entonces defendernos. La vida puede cambiar a mejor conociendo sus posibilidades y sus riesgos. No puede hacerse sólo individualmente. Estar juntos, unirnos sobre la base de criterios y valores, de vivibilidad, de comunión, de inclusión. Son las coordenadas que podemos ofrecer como Corriente Humanista Socialista y como socialistas libertarios. Podemos dirigir “una nueva mirada a la humanidad”, no sólo doliente, sino llena de posibilidades, formándonos y fundando una cultura de vida y de solidaridad frente a la muerte y a la asesinabilidad. Barcelona, 19 agosto 2017
Archivos para: Agosto 2017
Comprender y defenderse. Contra los ataques terroristas y la complicidad de los Estados.
ActualidadBarcelona Reaccionar envers el terror salvatge
ActualidadUna furgoneta ha atropellat a desenes de persones que passejaven per les Rambles de Barcelona, al centre de la ciutat. La premsa parla d’almenys 13 víctimes mortals i quasi 90 ferits, però les infor- macions son encara incertes, així com també els moviments i la identitat dels terroristes. Enmig de l’horror, hi ha sobretot confirmacions. L’ISIS ja ha reivindicat l’atemptat. Ara ja només ho fan quan “aconsegueixen” dur a terme els atemptats ja que no només estan perdent sobre el terreny militar a Síria i Iraq, sinó que els únics re- cursos dels que semblen disposar en el seu ocàs sanguinari són criminals i assassins, reclutats per l’atac terrorista improvisat, amb pocs mitjans tèc- nics i sense quasi cap preparació i per això mateix, imprevisible, salvatge i particularment covard, di- rigit únicament contra persones innocents i inde- fenses, mentre es troben en moments d’oci i distensió, com a modalitat repetida. Des de que es va produir el terrible atac al passeig marítim de Niça l’any passat, quan un camió es va llençar contra la multitud, reunida per gaudir dels focs artificials del 14 de juliol, atemptats comesos amb les mateixes modalitats han colpejat a perso- nes indefenses a Estocolm, Berlin, París, tres ve- gades a Londres i ara també a Barcelona. Fa tres dies, tot i que amb modalitats diferents, un altre atac molt greu, en un restaurant de la capital de Burkina Faso, va provocar 18 víctimes mortals. Ara com ara es un martiri quotidià. Pot generar ens hi habituem, pot generar insensibilitat, fins i tot l’oblit. Les causes son tan els greus límits so- cials com les crides a “seguir normalment amb les nostres vides per no donar la victòria als terroris- tes”, com també ha fet Ada Colau, alcaldessa de Barcelona que tot i reivindicar en aquesta tràgica ocasió el caràcter obert i solidari de la ciutat, ha dit: “no permetrem que aquests atemptats canviïn les nostres costums”. D’aquesta manera es perpe- tua una incomprensió de la realitat que exposa a la gent a un perill major. Precisament perquè el que fa falta es canviar els nostres hàbits, en primer lloc els de pensament. La “normalitat” d’un cert estil de vida ha saltat pels aires irremeiablement i no tornarà. És per això que la nostra solidaritat de tot cor amb les persones atacades i els seus estimats està impregnada d’una determinació major per ali- mentar una reacció de pensament i d’acció, de sensibilització i contra-informació, que és un com- promís que hem assumit des de les primeres ac- cions del monstre neonazi de l’ISIS. Recentment han arribat senyals importants de la immediata reacció de persones comunes enfront als atacs d’altres “terroristes improvisats”: han in- tentat aturar-los, aconseguint-ho a vegades, defen- sant la pròpia vida i la de les persones properes. Saber a què ens atenim es una premissa indispen- sable per defensar-se i reaccionar, a més de preve- nir. Amb més raó en una terra que ja ha passat per això, fa tot just 13 anys, quan va viure el terrible atac terrorista d’Atocha, a Madrid, l’11 de març de 2001.
22.45h. 17 d’agost
Barcelona Reaccionar ante el terror salvaje y cobarde
ActualidadUna furgoneta ha atropellado a decenas de personas que paseaban por las Ramblas de Barcelona, en el centro de la ciudad. La prensa catalana habla de por lo menos 13 víctimas mortales y casi 90 heridos, pero las informaciones todavía son inciertas, así como los movimientos y la identidad de los terroristas. En medio del horror, sobre todo hay confirmaciones. El ISIS ya ha reivindicado el atentado. Ahora sólo lo hace cuando “logran” llevar a cabo los atentados ya que no sólo están perdiendo en el terreno militar en Siria y en Iraq, sino que los únicos recursos de los que parece disponer en su ocaso sanguinario son criminales y asesinos, reclutados para el ataque terrorista improvisado, con pocos medios técnicos y sin casi ninguna preparación y, por eso, imprevisible, salvaje y particularmente cobarde, dirigido únicamente contra personas inocentes e indefensas, mientras están en momentos de ocio y distendidas, como modalidad repetida. Desde que se produjo el terrible ataque en el paseo marítimo de Niza el año pasado, cuando un camión se lanzó contra la multitud, reunida para disfrutar de los fuegos artificiales del 14 de julio, atentados de las mismas modalidades han golpeado a personas indefensas en Estocolmo, Berlín, París, tres veces en Londres y ahora también en Barcelona. Hace tres días, aunque con modalidades diferentes, ha habido otro ataque muy grave en un restaurante de la capital de Burkina Faso, que provocó 18 víctimas mortales. Hoy por hoy éste es un martirio cotidiano. Puede generar que nos habituemos, insensibilidad, incluso olvido. Las causas son tanto graves límites sociales como los llamamientos irresponsables a “seguir normalmente con nuestras vidas para no dar la victoria a los terroristas”, como también ha hecho Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona que, aunque reivindicando en esta trágica ocasión el carácter abierto y solidario de la ciudad, ha dicho: “no permitiremos que estos atentados cambien nuestras costumbres”. De esa manera se perpetúa una incomprensión de la realidad que expone a la gente a un mayor peligro. Precisamente porque lo que falta es cambiar nuestros hábitos, en primer lugar de pensamiento. La “normalidad” de un cierto estilo de vida ha saltado irremediablemente por los aires y no volverá. Por eso nuestra solidaridad de corazón con las personas atacadas y con sus seres queridos está impregnada de una mayor determinación para alimentar una reacción de pensamiento y de acción, de sensibilización y de contra-información, que es un compromiso que hemos asumido desde las primeras acciones del monstruo neonazi del ISIS. Recientemente, han llegado señales importantes de la inmediata reacción de personas comunes frente a los ataques de otros “terroristas improvisados”: han tratado de detenerlos, lográndolo a veces, defendiendo su propia vida y la de las personas cercanas. Saber a qué tenemos que hacer frente es una premisa indispensable para defenderse y reaccionar, además de prevenir. Con mayor razón en una tierra que ya ha pasado por esto, hace apenas 13 años, cuando vivió el tremendo ataque terrorista de Atocha, en Madrid, el 11 de marzo de 2004.
22:45 horas 17 de agosto de 2017