La decisión de Trump de retirar las tropas norteamericanas de Siria está provocando nuevos cambios acelerados en el conflicto, en particular porque los casi 2.000 soldados estadounidenses hasta ahora desplazados en el noreste del país, bajo el control de las fuerzas sirio kurdas, suponían para éstas el principal aliado y una fuente de protección esencial ante la presencia militar turca. De hecho, el régimen de Erdogan considera a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), las milicias sirio kurdas su principal objetivo en territorio sirio, debido a su vinculación con el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK).
De manera inmediata, el YPG, en un comunicado ha invitado “a las fuerzas del Gobierno de Siria, que están obligadas a proteger el país, a la nación y sus fronteras, a que tomen el control de las áreas de las que se han retirado nuestras fuerzas, en particular Manbij, contra una invasión turca”. De hecho, según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, una fuerza de 300 combatientes de las fuerzas leales al régimen de Asad ya estaría desplegada en la zona, entre la localidad y las zonas controladas por las fuerzas afines a Turquía. Manbij representa, en efecto, un lugar estratégico. La alianza de las Fuerzas Democráticas de Siria, dirigidas por el YPG, se la arrebató al Estado Islámico en 2016, y representa el acceso a la vasta zona del noreste bajo control kurdo.
Las principales potencias implicadas en el conflicto, Rusia y Turquía, ya se están reuniendo para buscar una solución. Si Putin es el principal aliado de Asad, Erdogan ha dejado claro su apoyo a la integridad territorial siria y que su objetivo es la aniquilación de los que él considera los terroristas, es decir el YPG. Es evidente que estos nuevos escenarios favorecen el régimen asesino de Asad. La realidad siria se vuelve cada vez más dramática entre el cinismo y la lógica bélica de las potencias extranjeras, verdaderas dueñas de los destinos del país, y una condición de la población cada vez más dramática. Mientras Asad parece recuperar el reconocimiento diplomático perdido, sus cárceles son lugares de tortura y de ejecución al amparo de la impunidad y del silencio internacional. Por esta razón resulta aún más grave, pero no sorprendente, el reconocimiento y el acercamiento realizado por el YPG. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Por qué razón las fuerzas kurdas han llegado a pedir la protección del régimen sirio?