El martes 16 de diciembre se producía el brutal ataque a una escuela en Peshawar, al norte de Pakistán, por parte de los talibanes. Durante un secuestro que ha durado horas han asesinado a 141 personas, de las cuales 132 eran escolares. El objetivo explícito era justo ese: asesinar a niños como venganza contra el gobierno por “haberla tomado con sus familias”, con la intención explicitada por el portavoz de los asesinos de que “prueben su mismo dolor”. Era una escuela administrada por el ejército, donde estudian, en su mayoría, hijos de militares.
Dos días más tarde nos llegaba otra noticia tremenda, esta vez con un retraso de días, ya que había ocurrido el domingo 14. Un nuevo ataque de Boko Haram, en Nigeria, esta vez en la localidad de Gumskiri, al noreste del país. Las informaciones hablaban de 35 personas asesinadas y el secuestro de 175, todas ellas mujeres y niños. Esto se suma a una violencia continuada perpetrada por este grupo, que hace meses se ha autoproclamado como califato y que siembra el terror casi cotidianamente con atentados, secuestros y asesinatos. Recordamos con mucha preocupación que aún siguen en sus manos la mayoría de las más de 200 niñas que raptaron el pasado abril por atreverse a recibir educación en la escuela.
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Nigeria, Pakistán Reaccionar y posicionarse con nuestra humanidad
ActualidadTalibanes pakistaníes golpean en una escuela de Peshawr. Una horrenda masacre patriarcal
ActualidadPor su interés, os ofrecemos esta reflexión editada en la página de La Comune online, versión digital del periódico homónimo que publica en Italia La Comuna Humanista Socialista. Agradecemos a la autora y a dicho periódico su autorización para reproducirlo.
Talibanes pakistaníes golpean en una escuela de Peshawr.Una horrenda masacre patriarcal
En el atroz ataque que ha golpeado hoy a una escuela de Peshawar, en el norte de Pakistán, han sido asesinadas 141 personas de las cuales 131 son niños. La escuela fue asaltada a las 6.30 de la mañana por un comando de talibanes pakistaníes que además ha retenido, durante horas, a más de 500 estudiantes como rehenes. La masacre se llevado a cabo con inaudita brutalidad. “Hemos elegido con atención el objetivo a golpear con nuestro atentado. El gobierno la está tomando con nuestras familias y mujeres. Queremos que prueben el mismo dolor”, declara un portavoz de los asesinos reivindicando la masacre. Una lucidez infanticida odiosa y despiadadamente patriarcal. Como es la de otros grupos de asesinos que obran en varias partes del mundo y cuyos primeros objetivos, también, como en este caso, no son solo civiles desarmados: son, directamente, niños y mujeres.