El mayo electoral. Caos europeo, confirmaciones ibéricas

El 26 de mayo las elecciones europeas, autonómicas y municipales tenían valor de reválida en el Estado español, después de la generales del 28 de abril. Y hubo reválida, sobre todo para el PSOE, si bien con algunas contradicciones. En el marco de la toma de posición de la Secretaría Ejecutiva de la CHS El caos se pasea por Europa,
intentamos una lectura de los resultados locale

Es importante subrayar, como hace el texto de la Corriente, que el carácter volátil de las razones que llevan a votar una u otra hipótesis hace del resultado global un reflejo realmente muy parcial de las tendencias sociales. Por otro lado, la decadencia de las sociedades estatales que se agrupan en el marco de la Unión Europea se presenta con dinámicas distintas entre ellas

Las hay donde la cerrazón nacionalista, racista y egoísta se expresa claramente, como en sus expresiones más conocidas, en Hungría o Polonia. En Francia se confirma la
dinámica de Le Pen. En Italia la de la Liga de Salvini que llega al 34%. Un crecimiento preocupante evidentemente pero en términos más relativos de lo que parece. En Gran
Bretaña, el desconcierto y la decepción hacia Torys y Labour Party se canaliza hacia el partido del Brexit, que no se entiende bien que pretende hacer en un Parlamento del que no quiere saber nada. En Grecia gana el partido conservador.

La extrema derecha sale derrotada, prácticamente en todos los países en los que se presentaba. Es una buena señal.

Se manifiesta, en cambio, un éxito significativo de los Verdes, en Francia y Alemania, cuya coherencia en la defensa del medioambiente le ha permitido probablemente canalizar la sensibilidad creciente sobre este aspecto vital, fomentada además por las manifestaciones juveniles en el último periodo.
En esta línea ha habido, en otro plano, una reacción del electorado de izquierda tanto en el Norte de Europa, con Holanda a la cabeza, como en la península ibérica. En España el PSOE ha superado el 30% mientras que el Partido Socialista Portugués ha alcanzado el 33%. Un resultado que ha proyectado a Pedro Sánchez como uno de los principales negociadores de los futuros cargos de la UE por el bloque socialdemócrata.

Un Parlamento europeo fraccionado, con los dos grandes bloques históricos, el socialdemócrata y el popular cristiano, ya sin mayoría, es la imagen de la crisis que vive la UE. No son casuales las reacciones defensivas, como la de Frans Timmermans, líder de la socialdemocracia holandesa y candidato socialista a la presidencia de la Comisión Europea, que ha reclamado una mayoría formada por liberales, socialdemócratas, verdes, hasta los sectores más disponibles de la que antaño se denominaba izquierda radical. Su llamamiento va digido desde a Macron hasta Tsipras.

Para mucha gente de izquierda, votar en estas elecciones ha supuesto un mensaje de defensa contra el racismo y el nacionalismo. Más que una simpatía hacia la Unión Europea como proyecto político -un proyecto en manos de élites explotadoras, externas a todo control popular- que vive una crisis abierta, ha sido, de manera más creíble, un
voto para defender un espacio común de movimiento y de posibilidad de vida contra la disgregación reaccionaria y las barreras fomentadas por hipótesis ultra nacionalistas. En
este sentido iba la indicación de voto de los compañeros en Italia, “vota antirracista”, o aquí “vota contra las derechas” para fomentar una postura activa, incluso
electoralmente, contra los peligros principales.


En el Estado español, las elecciones europeas coincidían con las de las Comunidades autónomas, excepto Euskadi, Catalunya, Galicia y Andalucía. Se ha interpretado como la segunda vuelta de la generales de hace un mes. Se ha
confirmado el éxito del PSOE, que ha ganado con holgura en casi todos los Ayuntamientos y Comunidades y ha conquistado la mayoría absoluta en Extremadura y
Castilla la Mancha. Se desploma en cambio Podemos, que sufre un desmembramiento territorial y paga las luchas de poder y el verticalismo que ha marcado su dinámica reciente. La marca de Pablo Iglesias se rebaja a los niveles de la antigua IU y padece un serio desgaste.
En las derechas se confirman las dificultades. Ciudadanos crece ligeramente pero sigue detrás del PP que frena ligeramente su caída. Vox pierde la mitad de los 2 millones
seiscientos mil votos de hace un mes pero se confirman como indispensables para garantizar las mayorías de derechas en Comunidades y Ayuntamientos, empezando por Madrid.
Se abre ahora una fase de negociación entre los partidos, tanto en vista de la formación del próximo gobierno Sánchez, como a nivel de gobiernos locales.

El PSOE victorioso se muestra ya sensible a los mensajes de los poderes fácticos en materia de política económica y territorial. Sin embargo, su éxito se debe a la respuesta
defensiva de mucha gente de izquierda ante los peligros de las derechas, además de las expectativas de mejora de las condiciones materiales y de los derechos. Hay cuestiones
cruciales como la derogación de la Reforma Laboral y la defensa de pensiones dignas.
Así como, a un nivel más complejo aún, la crisis aguda del régimen ante el derecho a la autodeterminación de los pueblos de la península.
Incluso el voto al PSOE tiene cierta carga de volatilidad. Por nuestra parte, significa intentar dialogar, una vez pasadas las elecciones, con la gente de izquierda. Nosotros no creemos en los comicios electorales, ni en las instituciones estatales como espacios en los que se puede mejorar significativamente la vida de las personas. Es sobre los contenidos de una propuesta nueva de protagonismo que queremos dialogar, empezando con la presentación de nuestro Encuentro Internacional de julio en Italia.

Socialismo libertario
Barcelona, 31 mayo 2019