La enésima repetición electoral, la segunda consecutiva y cinco comicios en total en dos años, anuncia un mes cargado de falsas promesas, evidentes, mentiras, chantajes y amenazas entre los actores de una triste y bronca campaña electoral. La primera recomendación es por tanto la de aprender a sustraerse de este espectáculo nefasto y contaminante.
¿Por qué se repiten las elecciones?
En la anteriores, el 28 de abril, en las que hubo una participación del 75,75% (la más alta desde 1982), la gente de izquierdas intentó parar en las urnas a las derechas. Y lo consiguió. Sin embargo, las izquierdas políticas, PSOE y Podemos, han frustrado este esfuerzo demostrando su inutilidad, incluso a la hora dar vida a un mal menor en forma de gobierno. El PSOE, además de la enorme arrogancia demostrada en estos meses, se presenta ahora como una fuerza más moderada, buscando votos e ideas del PP y de Ciudadanos. Por otro lado, Podemos, ha ligado su razón de ser a unos cuantos ministerios, a falta de los cuales ha forzado, él también, nuevas elecciones.
La aparición de una tercera fuerza, Más País, como puente entre los dos beligerantes, no cambia cualitativamente el panorama desolador de la izquierda política española. Estas fuerzas han demostrado estar al margen de los sentimientos y de las expectativas más elementales, incluso electorales, de la gente. Están metidos en sus míseros intereses de casta.
No merecen ninguna confianza.
No es casual el desencanto y cierto enfado con los cuales cada vez más sectores de la sociedad observan estos acontecimientos. Según los datos del mes de septiembre del propio Centro de Investigaciones Sociológicas, los principales sentimientos de los encuestados hacia la política serían: desconfianza (34,2%), aburrimiento (15,8%), indiferencia (13,3%), interés (12,4%), irritación (9,2%). El PSOE, cuenta por tanto con sondeos tan favorables como efímeros. Mientras tanto el PP agradece la oportunidad ofrecida e intenta canalizar la frustración y el malestar existentes, además de las dificultades de Ciudadanos y Vox.
Por otro lado, la cita electoral se combina con la crisis catalana reavivándola. La presión represiva del Estado, junto con la probable sentencia condenatoria del Tribunal Supremo, vuelven a enardecer el panorama político y a acentuar el sentimiento de injusticia y de agravio de buena parte de la gente de Catalunya. El desprecio del derecho a la autodeterminación y el apoyo a la represión a los independentistas vuelven a ser tema de campaña para PSOE, PP y Ciudadanos, con las infaltables amenazas de la aplicación de la Ley de seguridad nacional y del artículo 155 de la Constitución. El poder opresivo del Estado español alrededor de la Monarquía será, otra vez, uno de los principales temas electorales.
El ocaso de la política democrática es una realidad internacional cuyas expresiones en Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos son sólo los ejemplos más esperpénticos. Su versión española tiene tintes propios en una izquierda de Estado incapaz de dar forma, ni siquiera, a las mínimas expectativas que despierta. Por otro lado, la dinámica represiva de todos los poderes públicos en nombre de la razón de Estado, involucra a instituciones como el Tribunal Supremo y el Constitucional en el creciente descrédito popular hacia la Justicia.
Nosotros consideramos que ninguna mejora significativa de la condición humana puede proceder de la política, es decir, de la participación en el ejercicio del poder dentro de este régimen opresivo. No creemos por tanto en los mecanismos que, como las elecciones generales, sólo ofrecen la oportunidad de escoger quiénes gestionarán la maquinaria opresora estatal. Cierto, sabemos que un gobierno de “izquierdas” y uno de “derechas” no serán iguales. Y entendemos a quienes deseen, por lo menos, un mal menor. Sin embargo, creemos que hoy, antes que nada, no hay que elegir entre dos males sino preguntarse por un camino alternativo.
Como socialistas libertarios pensamos que este es un momento de protagonismo y de proyectos hacia el movimiento de las mujeres, hacia la juventud más sensible y comprometida, hacia las personas más solidarias y antirracistas. Proyectos independientes, alternativos en los contenidos y métodos a la lógica de la política. Proyectos que tienen sus bases en las mejores expresiones humanas que merecen ser cultivadas, defendidas de la decadencia de las sociedades estatales, organizadas de manera original para que puedan crecer. Esta es nuestra prioridad y también, creemos, una alternativa positiva ante la pasividad, la contaminación ideal y moral, el espíritu de delegación y sumisión que ya está fomentando esta campaña electoral.
Por todo esto, creemos que la opción más sana y
más sabia en la elecciones del 10 N es la abstención.