Karl Werner
29 de mayo de 2020
En las últimas semanas ha habido manifestaciones en varias ciudades alemanas –las más significativas en Stuttgart y Berlín el 8 de mayo con la participación de miles de personas– convocadas en nombre de la “defensa de la Constitución” contra la política de restricciones de la libertad de movimiento adoptadas por el gobierno de Angela Merkel.
Estas protestas han nacido por iniciativa de intelectuales y revistas de la izquierda “crítica” que tienen un cierto eco en web con sus teorías del complot que presentan la
Covid-19 como un montaje colosal por parte de los gobiernos europeos para controlar y reprimir a las sociedades, y de Bill Gates para proporcionarnos una vacuna con la que hacer miles de millones. Posicionados con Putin y con la dictadura estatal china como “baluartes antagonistas” al imperialismo de los EEUU, han encontrado fácilmente consonancia con sectores de extrema derecha listos en cualquier momento para señalar la “conjura americana y judía” como causa fundamental de los males de la patria alemana. Esta convergencia rojo-parda es grave y hay que denunciarla con fuerza, pero no sorprende porque ya se ha dado en los últimos años, en primer lugar con el apoyo a la criminal dictadura genocida de Asad en Siria. De poco valen las tardías tomas de distancia de los promotores izquierdistas de los antes mencionados que han terminado siendo marginados o incluso amenazados en estas manifestaciones: su “iniciativa transversal contra Merkel y Gates” ha permitido concretamente a AfD (Alternative für Deutschland, Alternativa para Alemania) y a otros sectores de extrema derecha ponerse a la cabeza de manifestaciones confusas, espurias, rabiosas y frustradas que no prometen nada bueno.