Pacto entre Estados contra la infancia

El Gobierno español está devolviendo a Marruecos 800 jóvenes y niños menores que llegaron a Ceuta a nado el pasado mayo. Formaron parte del mayor arribo que hemos vivido de familias enteras y jóvenes solos y podemos recordar las escenas y lo que nos decían quienes les acogieron: “¿cómo no iban a socorrer a todos esos niños?”
Las instituciones estuvieron desbordadas y la actuación solidaria de muchas personas permitió una acogida más humana y amable.
Pero el Gobierno no dudó en enviar al ejército y devolver “en caliente” a un buen número de niños (parece que llamarles menores, que es el término de uso legal, provoca tomar más distancia y menos responsabilidad en nuestra identificación humana hacia la infancia), muchos de ellos sin tener familia o seres queridos a los que acudir, quedando a merced del gobierno marroquí y de sus tropelías. El resto los dejaron hacinados en una nave del polígono del Tarajal y luego los distribuyeron en un polideportivo y en una explanada. El trato de abandono hacia ellos ha sido denunciado permanentemente durante estos meses, así como la derecha los ha utilizado en su discurso de odio y defensa patriótica contra la inmigración.
No es casual que en plena canícula de agosto, el ministro Grande Marlaska decida emprender la hoja de ruta del programa que ha ido pactando con Marruecos durante estos meses de negociación fronteriza.
Pacto que está por encima del aval de la Fiscalía o del “protocolo de reagrupación familiar de niños y niñas que migran solos” que proponía el propio ministerio de derechos sociales, o de las denuncias de muchas ONG.
Es escandaloso que se utilice la vida de estos niños al antojo de los negocios entre los gobiernos, pero no extraña que pacten para equilibrar sus fronteras a toda costa excluyendo la vida de los niños y contra sus esperanzas y posibilidades de mejora.
El Gobierno justifica esta decisión desviando la atención hacia los intereses políticos y nacionales: “por primera vez Marruecos reconoce en el pacto a Ceuta como territorio español”.
Para estos niños, para las personas inmigrantes que buscan una vida mejor, para las voluntariosas y voluntariosos que nos identificamos y solidarizamos con su búsqueda ,esta justificación sólo habla de que dos Estados, con la complicidad y directrices de la U. E., se ponen de acuerdo para negar e impedir la vida humana, su legítima búsqueda de mejora y libre circulación, que desafía sus fronteras e intereses, como cotidianamente hacen. A mayor razón cuando hablamos de nuestros niños de la humanidad.
Lo dijimos en mayo y lo volvemos a repetir: ninguna confianza en el presunto humanitarismo del
Gobierno Español y sí esperanzas y confianza en las reacciones de los mejores colectivos y personas que acogen y se solidarizan con estos niños y con los jóvenes, las mujeres y los hombres que no cesan en su búsqueda y determinación en mejorar su vida desafiando pactos y leyes fronterizas estatales.

16 agosto, 2021 – 13.30h