Autodeterminación del Pueblo Saharaui. Basta de juegos sucios políticos

En marzo de este año Pedro Sánchez puso fin al apoyo del Estado Español a la resolución de la ONU de 1991 que hablaba del derecho de autodeterminación y de la necesidad de un referéndum sobre el Sáhara Occidental. Esta resolución trató de resolver la disputa abierta en 1975 cuando el Estado español abandonó a su suerte a la excolonia española dando vía libre a la penetración y ocupación del ejército marroquí.

El giro de la política del Estado Español, con la concordancia de EE.UU., Francia y Alemania, apoya el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental y legitima la ocupación. Es producto de acceder a la presión fronteriza de Marruecos, que no duda en usar la vida de las personas inmigrantes como moneda de cambio para sus intereses. También para pactar el papel represor de las fuerzas marroquíes contra las personas que saltan la valla de Ceuta y Melilla o cruzan el Estrecho, como ha evidenciado vergonzosamente la BBC en estos días con imágenes de la matanza de decenas de refugiados sudaneses hace escasos meses de la que el Estado Español elude toda responsabilidad.

Tampoco el Estado argelino, Estado hasta ahora “amigo” del Sáhara Occidental, está garantizando apoyo tras la crisis de este verano en la que la UE intervino para anunciar represalias si no garantizaba el suministro de gas. Argelia acató y antepuso sus intereses económicos, como todo Estado.
El pueblo Saharaui vive un empeoramiento de sus condiciones de vida mientras trata de resistir a las incursiones violentas del ejército marroquí. Los campamentos se están ahogando y reciben cada vez menos ayudas. Los hombres van al frente y las mujeres sostienen la vida en dificilísimas condiciones. Y un futuro de liberación no se puede confiar solo a una reacción militar, dimensión que caracteriza al Frente Polisario.
Compartimos la indignación por el abandono y el intento del Estado Español, junto al resto de Estados, de amilanar los deseos de independencia de la población del Sáhara ofreciendo aparentes migajas de autonomía, pero no tenemos ninguna confianza en ningún Estado ni en las instituciones. Todos están anteponiendo sus intereses de poder y económicos a las esperanzas de vida, libertad y autodeterminación del pueblo saharaui. Nos batimos sin embargo por la solidaridad entre los pueblos, por eso creemos que la solidaridad con el pueblo saharaui se puede nutrir con la solidaridad con quienes en Irán se manifiestan con coraje por la libertad y la dignidad de las mujeres y de todos frente al régimen teocrático y patriarcal.

¡Solidaridad con el pueblo saharaui!
¡Autodeterminación del pueblo saharaui!