El 8M y nuestros desafíos

El pasado 8M decenas de miles de mujeres volvieron a salir a las calles de este país. A la vez, fue una fecha rodeada por la crispación política generada por la ley del solo sí es sí y por la disputa entre los socios de gobierno, algo que es reflejo y a la vez se refleja en la división entre sectores feministas, hasta el punto de haber dos manifestaciones en Madrid y Valencia, al menos.
Fue una expresión, sin duda parcial, de la emersión femenina, y por eso tratamos de dar, humildemente, algunos elementos de balance sabiendo que una jornada no puede decir todo y que además conocemos poco: lo que hemos vivido en Madrid, Barcelona y Zaragoza de manera directa y lo que sabemos del resto a través de la prensa. Lo hacemos porque nos interesa conocer la emersión femenina, su carácter y sus claroscuros. Claroscuros que queremos encarar poniéndonos en sintonía con las mujeres que emergen, con sus mejores esperanzas y deseos, de libertad, de relaciones sanas, de vida mejor. Para ello, elegir el punto de partida no es algo descontado.

Elegir el punto de partida
Partamos de la especie humana, de sus dos géneros y del femenino, el género primero.
De lo que es evidente pero pensamos poco, también porque ha sido escondido y negado bajo el manto patriarcal.
Todo ser humano nace y es cuidado y educado antes que nada por mujeres, que acompañan el crecimiento de los pequeños y pequeñas suscitando sus conciencias. Las mujeres son primeras en la vida común 1 , tejedoras de relaciones y columna vertebral de los ámbitos colectivos, principales transmisoras de cultura, maestras del lenguaje, de los hábitos y las tradiciones. Advierten el bien primario de la vida de manera potente, y quizás por ello se siguen mostrando mayormente refractarias a la guerra y a las lógicas bélicas.
No quiere decir que lo “hagan” siempre bien, pero es importante reconocerlo. La humanidad tiene una raíz femenina 2 , que impronta la vida de todos y todas. Una raíz atacada y condicionada por los poderes opresivos patriarcales, que hacen que esta función primaria en favor de toda la especie se desarrolle en condiciones tremendamente precarias antes que nada para sus propias protagonistas. A lo largo del tiempo, las mujeres se han adaptado, siempre de manera relativa y no sin contradicciones, a esta condición, mientras algunas vanguardias se han rebelado y se rebelan de forma activa, a veces de manera claramente visible, como hoy en Irán o la India, otras de manera silenciosa (y silenciada). Aquí se enmarca la emersión que se ha vivido en estas tierras los últimos años, de la que han sido protagonistas miles de mujeres comunes. Mujeres que uniéndose para denunciar la justicia patriarcal, la violencia sexual y el estigma y falta de credibilidad de la que se es víctima han desvelado búsquedas positivas que remiten, aún de manera poco consciente, reflexionada y proyectada, a una convivencia y encuentro mejor, en diversos planos, entre mujeres y hombres.
Todo esto está, se ha dado, pero se piensa poco. Y si no se cultiva y reflexiona queda tapado. Es lo que ha ocurrido este 8M, muy sesgado por las peleas en la política y entre feministas, en el que han sido realmente pocas las referencias, por ejemplo, a las mujeres iraníes que con coraje afirman la libertad de cómo vestir y expresarse, o el deseo de paz ante la guerra en Ucrania.
Elegir este punto de partida implica esfuerzo, continuidad, alzar la mirada y salir de la coyuntura. Nos lo proponemos como mujeres comprometidas en asentar lo mejor de esta emersión femenina mientras la seguimos conociendo e interpretando, lo que implica también contrastar los ataques y desvelar las trampas.

Ataques e intentos de canalización
Desde aquel 2018, donde las manifestaciones del 8M fueron oceánicas, los partidos políticos han puesto los argumentos que sacó a la luz la emersión femenina en el centro de su discurso.
Las derechas reaccionando en contra y defendiendo los valores tradicionales, en el caso de Vox incluso negando la violencia machista. Derechas a combatir, también por cómo su discurso falseador cala y alimenta a los sectores más reaccionarios.
Por otro lado las izquierdas, en el gobierno, se han medido prometiendo y ofreciendo algunos derechos mientras se presentan como paladines de la igualdad a través de la presencia de mujeres en los cargos de poder. Mujeres que en todo caso se desenvuelven en instituciones patriarcales y asumen lógicas de poder masculinas, expresión de una complicidad con el patriarcado que en nada nos libera. Se trata de un intento instrumental de la democracia, no exclusivo de este país, de lavarse la cara en su fase de decadencia, en la que vive un gran descrédito.
Los intentos de canalizar la emersión femenina se han hecho mas evidentes con el gobierno de coalición, en el que PSOE y Podemos se disputan la hegemonía del discurso feminista: los primeros presentándose como representantes del feminismo tradicional, el de la igualdad; los segundos del transfeminismo, inspirado en la pseudoteoría queer.
¿Cómo viven esto las mujeres comunes? Muchas lo aceptan de buen grado, delegando en el Estado, reduciendo su horizonte, de modo más o menos consciente, a que los asuntos que atañen a las mujeres estén “en la agenda política”. Otras, seguramente, de manera más contradictoria. En un estudio de diciembre de 2022, ya el 57% de los participantes opinaron que “el feminismo se ha politizado de forma excesiva” 3 . El pasado 8M esta percepción se acrecentó en muchas mujeres, hasta el punto de no participar en las manifestaciones por temor a ser “encuadradas” en alguno de “los bandos”, cayendo en una resignación que inhibe el propio protagonismo. Una actitud dañina: es todo lo contrario a lo que necesitamos para asentar aquello que hemos puesto en marcha. La independencia de la política es fundamental, y debe ser afirmada y defendida, con coraje,
determinación y compromiso.

Los feminismos y la emersión femenina
La aparición del transfeminismo ha abierto una brecha al hacer necesario defender la afirmación elemental de que las mujeres existen en su entereza psicofísica. Frente a este está el llamado feminismo radical, comunmente conocido como abolicionista. Combatimos abiertamente los postulados del primero 4 mientras con el segundo compartimos aspectos cruciales moralmente, como la consideración de la prostitución o los vientres de alquiler como violencia hacia las mujeres. Pero creemos que ambos comparten algunos problemas. En primer lugar es difícil cuestionar y proponer debatir la idea de los géneros (y de la humanidad) pues es un debate que en gran medida dan por cerrado. En segundo, los dos viven, más allá de textos académicos dirigidos a minorías, mayoritariamente a través de las redes sociales, donde el nivel de violencia es enorme en la confrontación entre ellos. En tercer lugar, cada vez miran más al Estado y menos a las mujeres comunes, convirtiéndose en grupos de presión al gobierno de turno y eligiendo el debate sobre los aspectos legislativos como el preponderante. Reduciendo, además, el campo de visión al terreno doméstico, sin tener más presente, salvo contadas y puntuales excepciones, la solidaridad con las mujeres del planeta.
En el estudio citado antes, los participantes mostraron en un 31% mucha simpatía hacia el feminismo, en un 65% hacia la igualdad de género y en un 77% hacia la igualdad entre mujeres y hombres. Es una distinción percibida y que es útil considerar. Por que que el feminismo sea visto como lejano no significa que la emersión femenina deje de latir en su significado más potencialmente positivo.

Nuestros desafíos
El 8M, las mujeres de Socialismo Libertario y en Madrid también del colectivo de mujeres Queremos la luna, elegimos marchar poniendo en el centro la solidaridad con las mujeres iraníes, destacando su consigna “Mujer, vida y libertad”. Animamos un sector en Madrid en el que hablamos de los ejemplos mejores de la emersión femenina en el planeta, con un marcado carácter antirracista y por la acogida sin condiciones. También hablamos de nuestro posicionamiento contra las guerras y por una pacificación activa entre pueblos que puede encontrar en el empeño de las mujeres su primer y convencido impulso.
Denunciamos la violencia machista, la explotación de las mujeres que representa la prostitución o los vientres de alquiler, el daño que causa la pornografía. Y tratamos de retomar lo que nos ha unido con tantas mujeres los últimos años: la búsqueda de libertad, de dignidad, de respeto. Buscamos salir de la confrontación política y la crispación, afirmando la necesidad de una unión entre mujeres independiente y sin tutelas. Fue un sector pequeño pero determinado.
Se nos abrieron muchas preguntas, o más bien cobraron más intensidad algunas constantes: ¿cómo encontrar a las mujeres que no se conforman con las manifestaciones? ¿qué tipo de agregación puede ser más útil para que nuestra conciencia crezca? Los desafíos que nos planteamos tienen que ver con el punto que partida que elegimos. Con cómo puede desarrollarse positivamente la raíz femenina de la humanidad, construyendo relaciones sanas y ámbitos colectivos que susciten una alianza entre los géneros contra el machismo; tomando conciencia de las particulares capacidades de pensamiento, defensa, proyección y cuidado de la vida que las mujeres atesoran y expresan para combatir los roles patriarcales que las enjaulan, los destinos prefijados que nos reservan; proyectando una cultura del cuidado; aprendiendo a afirmar nuestra libertad ligada al bien propio y común.
La lucha por la igualdad de derechos es algo imprescindible pero la paridad es una trampa: un nuevo modo de esconder la potencial superioridad femenina en el diseño de una vida mejor para todas y todos. Diseño que no podemos confiar a los gobiernos de turno, pues todos los poderes opresivos y las instituciones llevan el patriarcado en su ADN.
No nos preocupa que nuestra propuesta sea para pocas; nos preocupa no ser capaces de ofrecerla, de explicarla a quienes buscan un compromiso entre mujeres estable. O que no lo buscan porque no saben que es posible, que pueden ser protagonistas. Aquellas interesadas en conocer nuestra mejor historia, en interrogarse juntas sobre cómo afirmarse como mujeres suscitando una alianza en los mejores hombres, en combatir el machismo en sus múltiples expresiones, en tejer solidaridad y cercanía con otras mujeres como motivo de felicidad propia.
Buscamos construir colectivos de mujeres porque nos parece urgente y necesario pero también útil y benéfico para nosotras mismas, aquí y ahora. Sabemos que hoy el compromiso es algo extraño, o más bien, otros compromisos, los trabajos y/o la estudios apremian y parece que no queda tiempo para nada. Pero siempre puede encontrarse: depende de nosotras mismas.

1 Primeras en la vida común, Sara Morace, Dario Renzi, Martina Caselli, Micol Drago, Chiara Raineri, Sara Rodríguez, Ruta Ediciones, 2016

2 Antropología de la Decadencia y el rescate. Las primeras raíces y el último imperio, Dario Renzi, ensayo publicado por entregas en el periódico de Socialismo Libertario

3 Proyecto Genderedpsyche, Instituto de Políticas y Bienes Públicos (citado por su autora, Marta Fraile, en un artículo en El País, 15 de marzo de 2013)

4 Sobre algunas verdades y libertades fundamentales, Declaración de la DTM de la CHS, abril 2021