Con Jenni Hermoso y sus compañeras. La voz de las mujeres se hace oír

Desgraciadamente un beso sin consentimiento por parte de un hombre a una mujer no es una novedad. Lo que es una novedad es la reacción que ha desatado el que dio Luis Rubiales, Presidente de la Federación Española de Fútbol, a Jenni Hermoso, jugadora de la selección femenina, en la celebración de la victoria de ésta en el mundial. Una reacción valiente y determinada de Jenni, apoyada por sus compañeras, por numerosas voces del ámbito de la política, el deporte o las artes, por miles de mujeres y también hombres, también fuera de este país. Una reacción que expresa alto y claro que conviene alzar la voz frente a los abusos, que puede ayudar a reaccionar a quien necesita coraje y quizás a reflexionar a quien aún no lo tiene claro.
Es una expresión de la emersión femenina, que ha vivido enormes momentos multitudinarios en los últimos años en este país pero que discurre en la cotidianidad a veces silenciosa y otras, como es el caso, haciéndose sentir con fuerza. Que tiene como protagonistas a multitud de mujeres comunes de distintas edades y suscita en los mejores hombres el deseo de cambiar. Otra expresión de ella: las mujeres han sido las principales responsables del freno a la extrema derecha en las elecciones del 23J, como atestiguan numerosos estudios post-electorales. Es esta una emersión que, bajo el signo de la búsqueda de libertad, solidaridad y respeto ha dejado huellas importantes a cultivar, conquistas concienciales a sedimentar.
La reacción de Rubiales a todo esto es la del macho frustrado que no quiere perder sus privilegios.
La rueda de prensa en la que se desdijo de su intención de dimitir como Presidente de la Federación Española de Fútbol fue vergonzosa: acusó a Jenni Hermoso de mentirosa, atacó al que llamó “falso feminismo” como una lacra, negó tener una posición de poder frente a la jugadora, se presentó como una víctima. Afortunadamente cada vez está más solo, como demuestran las dimisiones de diversos cargos de la federación de fútbol nacional y otras autonómicas, la solidaridad expresada por diversos clubs, jugadores de estos y de la selección masculina, y, sobre todo, la contundencia de las jugadoras de la selección femenina y otras, hasta 80, que han firmado un manifiesto en el que denuncian las múltiples actitudes machistas a lo largo de los años y además renuncian a ser seleccionadas mientras él siga en el cargo. Reacciones importantes a las que se suman los que se suben al carro hipócritamente, como Iberdrola, Renfe o Iberia, patrocinadores de la selección, que hablan de igualdad mientras se llenan los bolsillos en lugares como Arabia Saudí, donde es bien conocida la situación de las mujeres. Lugar al que por cierto Rubiales llevó la Supercopa haciendo un negocio millonario.
Un ámbito en el que las mujeres pueden afirmarse con libertad y respeto, en el que se denuncia, aísla y separa a tipos como Rubiales, no dejando impunes las agresiones, es mejor para todas y todos. A todas y todos nos conviene construir contextos en los que las mujeres, desde siempre más capaces de tejer los hilos de las relaciones y de unir, desde siempre primeras en la vida común, puedan expresarse. Porque la libertad de las mujeres es la libertad de todos.