A salvo del coronavirus y de la violencia

Martina Caselli 28 de marzo
En la emergencia planetaria, las mujeres no dejan de cuidar a los otros, al contrario. Sostienen y confortan, acompañan y atienden, proyectan y encuentran soluciones. Muchas, doctoras y enfermeras, están en primera fila en los hospitales, algunas se están probando a sí mismas en la ardua empresa de compaginar teletrabajo y cuidado de niños y otras el trabajo ya lo han perdido y para ellas será más difícil encontrarlo respecto a sus compañeros varones. Hacer la compra implica una capacidad de planificación aún mayor de lo normal: desplazamientos seguros y provisiones que duren más tiempo y que respondan, como siempre, a las exigencias de todos. Y mientras se intenta hacer cuentas con nuevos esquemas mentales y organizativos y con las preocupaciones propias y ajenas, resuena por las calles y en la televisión la advertencia “¡Quedaos en casa!”, acompañada de la exhortación a hacer de la necesidad una virtud, es decir, de aprovechar el tiempo disponible para “disfrutar la vida en familia”.
Dado que las buenas relaciones no deberían necesitar la cercanía forzada para ser cultivadas y valoradas, se deja de lado criminalmente (pero no sorprendentemente) la realidad de las violencias que las mujeres y los niños sufren cotidianamente justo a mano de los hombres con quienes conviven. Por tanto es fundamental respetar algunas medidas de seguridad útiles para evitar la difusión del virus, pero activando la propia reflexión y no ejecutando pasivamente órdenes que vienen de arriba. A veces, para sobrevivir, es necesario salir de casa y refugiarse en un lugar seguro, quizá en casa de una amiga, no sólo en la propia. Pensar en la propia defensa y más aun para cuidarse y cuidar* es una prioridad urgente para todos: también para quien, como el género femenino, desde siempre se ha dedicado especialmente a la obra de la vida pero, también a causa de la milenaria opresión patriarcal, no suficientemente consciente de sus propios extraordinarios recursos humanos.

*Véase “Afrontando el virus – Razón sentimental versus razón de Estado”
(Dario Renzi, 23 de marzo 2020)